domingo, 23 de septiembre de 2012

Un ejercicio de libertad.


Espeluznante, terrible, atroz. Dentro de estas palabras se explaya un mundo de figuras y formas que nuestra imaginación teje y sigue tejiendo en movimiento sin tiempo. De todas esas formas que el lector irá imaginando, viendo y sintiendo habrá algunas que nos son comunes y allí radica la comunicación. Mientras se continúa el ejercicio de imaginar cosas espeluznantes le comento que los venezolanos en su situación actual nacional recurren a esos ejercicios imaginativos porque lamentablemente  son muchas veces reales y concretos, tantas que ha parte del mundo les cuesta creer. Violencia, miedo, incertidumbre, es recurrente en el ánimo de los venezolanos. No seré lo suficientemente agobiado de la situación nacional, para no suponer que Occidente vive la incertidumbre en muchas de las dimensiones de la vida social, en las ideas, en las representaciones, en los horizontes civilizacionales, etc. Sin embargo la situación venezolana es un agudo proceso de decadencia sostenida.
No hemos sido capaces de crear espacios de mediación estructural, ni individual. Una cultura que al parecer le cuesta  objetivizar sus buenas costumbres. Por un lado tenemos  cierta “estabilidad” cultural en el seno de nuestros sentidos como comunidad; comida, tradiciones, lengua, gustos, música, estética, etc. Pero cuando uno empieza a construir una ética que se desprenda de nuestra naturaleza cultural, en su diversidad, donde nos  podamos aproximar, dentro de los limites del respeto innegociable al otro, a la paz y a la libertad nos damos cuenta que el fracaso de construirnos en identidad política y económica es absoluto.
El sabotaje del mundillo político y social es grande y el primer actor: “La revolución Chavista” y de ahí la lista es grande. No es un sabotaje creado por la revolución, el sabotaje viene desde la fundación de la nación, pero como en los grandes estrenos tenemos actores estrella en cada función histórica. Y en esta función, el chavismo y la sociedad malcriadora se ha llevado todos los aplausos.
Por ahí leí que es más fácil ser consumidores que ciudadanos y creo que ahí el Radar de los Barrios da en una de las pocas pero potentes arterias venenosas de la sociedad venezolana.
La empresa de la revolución al parecer ha sido destrozar todos los espacios de mediación entre la gente y las estructuras, ha creado grandes circos, grandes “realidades” y ha intentado por todos medios crear la realidad desde la palabra. Sin embargo la realidad resiste y resiste y cada vez más agudiza los síntomas de que el discurso y ella no están en la misma onda. No tengo ganas de hablar de ineficiencia, corrupción, impunidad, asesinatos, sectarismo, militarismo, comunismo rancio, boliburgueses, narco Estado, contradicciones, mentira, monopolios, negocios, colectivos armados, delirios, megalomanía, caudillismo, conspiración, miseria, autoritarismo, etc. Ni análisis rígidos, si no de la percepción de la decadencia que se sufre y se padece, en uno que otro fenómeno.
Entre las muchas cosas que preocupan algunas se han puesto en relieve últimamente. Una es el aburrido y extendido pensamiento que la sociedad venezolana es demócrata hasta los tuétanos y la segunda uno de los grandes cánceres de nuestro país, la doble moral venezolana.
De lo primero podemos decir que esa idea se expresa todos los días en columnistas e intelectuales de lo fatuo, si bien es cierto, cierta gente en la nación tiene clara conciencia de que debemos apuntar a vivir en un lugar donde no quepa la opresión, la arbitrariedad, la explotación  etc. Y donde se resalte el respeto, la diversidad, lo local, la autogestión, lo nuestro. La gran mayoría de este país sufre el chantaje de la miseria, de la pobreza, del consumo. Y esta es un variable que alimenta la irresponsabilidad nacional, la violencia, lo superficial, la poca moral, la doble moral, los predestinados de la grandeza sin forjarla, la poca ética que contribuye a crear un mundo en que la única representación legitima y socialmente prestigiosa es la mercancía, en cualquiera de sus presentaciones.
Venezuela es una gran máquina de consumo superficial, no por nada importamos todo. Muchos intelectuales culpan sostenidamente a las variables estructurales por la vorágine importadora y consumista, que tiene los campos y lo nuestro abandonado, pero no solo es eso cada vez más se vuelve la cultura de lo instantáneo, efímero y arribista.
¿Donde esta el espíritu demócrata? Al parecer lo único que hay que hacer es sobrevivir, y no importa como, no hay escrúpulos a la hora de sobrevivir y por ahí nos pasamos la democracia, la vida, la ciudad, lo bueno, lo malo. Disculpa aquí estamos sobreviviendo.
Un lugar donde quienes hacen negocios con las divisas y el control de cambio, son considerados prestigiosos empresarios con negocios en Panamá y Miami. Señor disculpa que se lo mencione pero Usted esta estafando a la nación y en consecuencia a cada uno de los venezolanos, usted le roba el dinero a todos los niños que se le debe una educación de calidad y gratuita.
No es un ejercicio de antidemocracia al estilo totalitario, es un ejercicio de pocos escrúpulos ante todo. Aquí la comunidad, los bienes culturales, las potencias de nuestro carácter se ven anuladas en el discurrir de la improvisación, el desastre, la violencia. La complejidad es tildada de aburrida.
La doble moral no tiene limites un país que es el puente del narcotráfico, donde salen avionetas a todo el mundo diariamente, donde ni siquiera en Paria se puede navegar por que las aguas están tomadas por los piratas empleados de los Narcosoles e ir a Maiquetía para salir de viaje es un ejercicio de terror y maltrato por parte del brazo armado de nuestro Estado, buscando las supuestas drogas. Donde se estimula la cultura del carro, la gasolina, el plástico, estar encerrado, donde no hay parques, donde no se pasea, ni se pinta, ni se escribe, donde el arte es excepción. Donde el conservadurismo evangélico impera, donde ninguna de las leyes de flexibilización legislativa que apuntan a otros horizontes políticos, y en armonía con la sociedad libre,  se ha al menos discutido. Ni la ley de matrimonio homosexual, legalización de las drogas, ley de protección animal, etc.
 El doble juego de lo formal y lo real perturba el espíritu de la nación hay más mentira que verdad.
Ante lo desolado del ejercicio de la praxis y la construcción de nuestro destino, las grandes discusiones políticas he ideológicas se tornan ridículas ante la abandonada realidad.
Ante la incertidumbre y la oscuridad con los metas relatos de la teoría política de la modernidad, solo podemos asegurar pequeñas cosas y entre la eficiencia y lo frágil de las transformaciones, debemos esforzarnos por nutrir, cuidar, criticar duramente nuestra cultura y nuestra comunidad humana, allí la potencia. 
Por favor un poco de franqueza.
Ah y se me olvida, hay jugar bien nuestras piezas, estratégicamente, en el tablero de ajedrez y salir a votar el 7-O. Aquí no es una cuestión de candidatos, ni de socialismo y capitalismo, por Dios que infantil, si no de la conservación de los mejores lugares de la cultura venezolana. Con lo bueno y malo de la opción democrática, significa lo diverso.
 Es buscar transformación entendiendo lo frágil de las sociedades, en un doble juego de revisar muy minuciosamente la historia, sin que nos predestine absurdamente.

jueves, 5 de julio de 2012

Democracia


Democracia vivida
¿Es el naufragio algo que está sucediendo o algo que sucedió? Sin aun definir en qué tiempo se está dando, nos deja un profundo halo de tragedia. No podemos decir que es hijo único del actual gobierno, sin embargo podemos sostener que la actual trama, con el vértice revolucionario a la cabeza, ha agudizado esta sensación de catástrofe.
La cuerda está tensa, ya el material no estira mas, la polarización es un hecho en extremo delicado, cualquier error de procedimientos políticos puede ocasionar ruptura. Es como un látex estirado, si con una aguja se abre un pequeño agujero se abrirá por la mitad sin remedio, es necesaria la mayor destreza y sensatez posible por parte de los actores políticos, siempre hay algunos irresponsables históricos que apuntan a una debacle.
Los revolucionarios se tambalean en la profunda incertidumbre de los horizontes de su proyecto, a los flanqueos responde con mística revolucionaria, sin embargo la mística perdió el poder de convencer de la gran tarea endiosada que les depara el futuro, su proyección universal de realización, flanquea.
Por otro lado tenemos una oposición con un halo aun más grande de incertidumbre por el temor al creer que los otros al sentir el final, emerjan las más terribles experiencias políticas, en el desorden del derrumbe.
La figura audiovisual, el centro de la revolución, tiene algo de embalsamado, y en el seno de todo esta lucha política está Venezuela con su gente. ¿Padece la sociedad venezolana  una depresión propia de un naufragio?  Conviven muchas dimensiones de decisiones y emociones sociales, sin embargo la desazón creo que se impone en más de una ocasión.
Esta armazón militarista con un velo de las izquierdas más ortodoxas ha mitigado las esferas de democratización en la sociedad venezolana, los vestigios de democracia histórica cada día parecen más reducidos y la gran bajeza de sostener constantemente que la democracia es el voto, cercena cada día las libertades ciudadanas.
La democracia es un proceso complejo de trasparencia, es un proceso que en su ser tiene la siguiente premisa: “El otro debe ser respetado a totalidad en todas sus dimensiones, por el mero hecho de ser otro humano”  Invoca la solidaridad.
La crisis de esferas de democracia y libertad no solo es un fenómeno nacional, pasa en las economías centrales, en el mundo “desarrollado” con ciertas racionalidades del capital y de la modernidad como proceso de cuantificación del mundo, el mundo como un block de matemática y como horizonte la tasa de ganancia. Sin embargo en comparación a Venezuela son un tipo ideal. En este país ya casi no quedan esferas de democracia, el fenómeno de la arbitrariedad y el autoritarismo es agudo.
Tenemos derecho a sostener y reproducir  las ideologías que deseemos, sin embargo ciertas condiciones aplican; El otro como centro de la vida en sociedad que aun en desacuerdo debe ser respetado en su integridad física y social, la transparencia de las estructuras, Estado, Industria, etc. La apertura a las formas de crear, diferentes y variadas formas de educación, ciudadanos informados, la ofensiva a las concentraciones de poder descontextualizadas, la apertura a lo diferente sin prejuicios, someter el sistema a la vida de la gente.
Ningún argumento pude  sostener que el otro debe ser destruido como ente, si existe democracia. La democracia es un proceso que debe ser vivido y practicado, es cero tolerancia ante la arbitrariedad. La arbitrariedad y la imposición no deben ser toleradas.
El ciudadano debe empoderarse, el poder reside en el, lo demás es una ilusión.
La perdida del espacio publico, la violencia, la imposición de políticas, la imposición de proyectos de sociedad, la imposición de modelos económicos sin el debido diálogo social no puede ser tolerado. La figura del Estado como padrino irresponsable, colérico, bonachón e impredecible. Un Estado que no da respuesta a sus responsabilidades, no es un Estado democrático. Sin embargo el proceso democrático no radica en el Estado, radica en la vida de sus ciudadanos.
¿Ante el naufragio, sucedió o está sucediendo?  Prefiero el segundo tiempo, porque aún no está predestinado a la catástrofe, queda tiempo, se debe construir democracia.
@FCalderonAl